De la novela de Patrick Ness y adaptación cinematográfica de Juan Antonio Bayona, nace la bonita historia “Un monstruo viene a verme”. Un bonito cuento triste que ha reventado taquillas en este 2016, mezclando momentos demasiado bonitos pero con tramos tristes buscando arrancar lágrima.
Esta película narra la historia de verdades, madres e hijos, en los que éste último tiene que lidiar con circunstancias terribles relacionadas con la madre enferma de cáncer. Abandonado por su padre, que ya ha formado su nueva familia en otro país, apaleado continuamente por el matón del colegio, y atormentado con una pesadilla cada noche, el chico se refugia en su imaginación para poder sobrevivir.
El chico alucina con un monstruo que nace de un viejo y gigante árbol que ve desde la ventana de su habitación, que intenta ayudarle a través de cuatro historias, con la finalidad de que el protagonista cuente la última y que además sea verdad. En ésta última el chico tiene que conseguir deshacer el nudo que tiene dentro para poder dejar de sufrir, de sentirse invisible y asumir su situación para dejar de tener pesadillas con el miedo de perder a su madre.
Realmente es una película preciosa, y en este caso, ha sido de las que me ha parecido que la publicidad pasa totalmente desapercibida, pero sí que aparece sí, y por supuesto era de Coca Cola.
Durante la película hay diversas ocasiones en las que se podría aprovechar la situación para colar alguna que otra marca. Hay momentos en los que sale el coche del padre, del que la marca pasa desapercibida, o bien cuando el chico escucha música con su mp3, del que tampoco se ve la marca, o cuando el chico pinta y dibuja y tampoco se ven las marcas de los materiales que utiliza.
Solo pude darme cuenta de una marca, que fue una lata de Coca Cola, que realmente parece en primerísimo plano pero sin interactuar con el personaje. Se ve la lata encima de una mesa y más adelante el chico de espaldas, como si pasara por allí y la cámara estuviera puesta encima de la mesa con el perfil de la lata casualmente allí. Es una imagen rápida y corta pero si estás pendiente de buscar publicidad, pues lo ves.
Es curioso porque al ser una película actual esperas encontrarte con publicidad semi camuflada con la que los personajes interactúen de manera cotidiana, pero al final ves que la más presente es la única con la que no interactúan.
Como conclusión personal la película me encantó. Es muy profunda y de aquellas que te hacen pensar. Antes de ir me avisaron de que era un dramón, y ya se encargó el resto de la sala de confirmarmelo con el hartón de llorar de algunos, pero sí, es preciosa.
P.
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