jueves, 27 de octubre de 2016

Avatar, ¿Triunfo o fracaso musical?

Considerada por algunos, de las mejores obras de James Cameron después de Titanic y Braveheart, está Avatar (2009).

Una película de ciencia ficción, aventuras, de carácter fantástico con un precioso romance. Ambientada en el año 2154, el protagonista, un ex-marine condenado a vivir en una silla de ruedas, es designado para ir a Pandora, destino en el que algunas empresas extraen un mineral desconocido con el que podrían solucionar la crisis energética de la Tierra. A través del programa Avatar, los seres humanos pueden mantener relación con Pandora mediante la conciencia ligada a cuerpos biológicos controlados de forma remota  capaces de sobrevivir al aire letal. Durante la misión del protagonista, conoce a una Na’vi, una nativa con la que comienza una estrecha relación y de la que finalmente se enamora.

James Horner, compositor de la obra musical de la película, trabajó durante año y medio para conseguir una composición perfecta. La ciencia-ficción suele vincularse a sonidos sintetizados e instrumentos electrónicos, pero según el contexto de la película, el público empatiza mejor con sonidos de orquestas sinfónicas. Por el carácter de la película, no era suficiente con el sonido de orquesta sino que necesitaba de algún sonido especial y característico para acompañar la cultura de los Na’vi, lo que llevó al compositor a buscar una relación de colaboración con estudiosos de la etnomusicología para crear instrumentos digitales para conseguir sonidos de culturas de Irlanda y Nueva Zelanda, entre otras. Entre otros instrumentos se conoce la recurrente flauta japonesa de Horner, que ha utilizado en la gran mayoría de sus trabajos y que la convierte en su firma.

Durante la película encontramos tres piezas independientes que combinan voces tribales, orquestas e instrumentos étnicos que hacen que encajen todas a la perfección.
Empieza con una primera parte evocadora y dramática que da inicio a la película poniéndonos en situación. Más adelante, la melodía nos lleva al descubrimiento de Pandora con la orquesta y un sonido dulce de arpa, con tonos étnicos en los que el personaje principal conoce el entorno e interioriza la experiencia del nuevo mundo.
La segunda parte musical nos sitúa en la zona cero del principio del fin de Pandora. Llega la violencia, el drama y el heroísmo, y con ello un estilo musical en el que predominan los sonidos metálicos, atronadores tambores y vibrantes rugidos con los que transmiten la guerra.

En tercer lugar vemos que la melodía acaba con ecos apagados más suaves de la melodía principal, con la que concluir la película. Busca volver a los inicios dando un tono más apagado, para ejemplificar el hecho de haber destrozado un entorno perfecto, que tras el paso del ser humano, ahora se encuentra dañado y corrompido.


Como conclusión personal, fue una película digna de ir a ver en cines de calidad, ya que el trabajo de contenido y realización lo merecía. El inconveniente que le vi, es que después de películas tan buenas del director James Cameron, puede pasar que grandes obras como ésta, dejan que desear.


P.

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